Supongamos que uno es fácilmente impresionable

Supongamos, por un momento, que uno es profesor. Sí, docente de Educación Media (o Secundaria, o como quieran). Supongamos que uno es, más específicamente, profesor de Literatura. Entonces, durante el mes de agosto, uno se dedicó a hablar del Barroco, a contemplar a "Las Meninas" de Velázquez y a los enanos de la corte de Felipe IV, a caracterizar al Conceptismo y al Culteranismo, en fin, a esas cosas que hay que hacer porque están en el programa de la asignatura que uno dicta.

Supongamos que llega el momento de la evaluación y un alumno escribe: "El Barroco se caracteriza por un lutero planteo de la reforma de la iglesia. En el Barroco solo se encuentra la iglesia que es contrario que el Renacimiento que hace aparición en seres mitilogicos, como por ejemplo los dioses griegos, en el se utilizaba esos dioses porque la iglesia estaba en Roma.

En el conceptismo se usa los distintos usos de la lengua, en el mismo se encuentra la Gongora que ese utiliza para dar la buelta a las palabras (se escribe mucho solo para tener un significado pequeño)."

Después de haber leído lo anterior, surgen una serie de preguntas:

1- ¿Fumó o ingirió alguna sustancia alucinógena este estudiante?

2-¿Cómo llegó a cuarto año sin poder generar textos sin coherencia y cohesión? Es decir, ¿cómo genera textos que no son textos? Porque, por definición, todo texto debe poseer esos dos componentes para ser considerado un "tejido".

3-¿Qué es "la Gongora"?

4-¿Qué sabe este estudiante de "distintos usos de la lengua"?

5- ¿Cómo nos podemos dar cuenta si estamos frente a un "significado pequeño"?

Claro que estas son sólo algunas de las preguntas que, como una avalancha se agolpan en el cerebro de este supuesto profesor y lo hacen estallar.

Por lo menos, utiliza algunas mayúsculas...