miércoles, 18 de junio de 2008

A mí me pasó (¡perdón, Iggy!)

¿Cómo es posible que haya confundido a él?



¡Con él!



domingo, 15 de junio de 2008

Casos extraños II


Tiempo: Un sábado al mediodía

Espacio: Plaza Cagancha - Montevideo

La señorita llega a la plaza. Busca un banco y se sienta al sol. Cruza las piernas sobre el banco porque no llega al piso. Así es, no llega. Y no será sólo esto lo que no llega. Con la cara hacia el cielo y los ojos cerrados no se percata de que, a paso lento, se acerca un hombrecito. El abrigo marrón lo empequeñece increíblemente. Ella presiente que alguien se ha sentado en el otro extremo del banco de madera.

Se lleva a cabo este intercambio verbal:


Hombrecito:- ¿Me permite? ¿Espera a alguien?

Ava:- Buen día.

Hombrecito:-¡Qué calor! Ya ni en los meteorólogos se puede confiar. Vea ud. qué abrigado estoy.

Ava:- Pero, señor, hace frío. Mejor no se saque el buzo, le puede hacer mal.

Hombrecito:- ¿Mal? Ya nada puede hacerme daño. Si me muero, mejor.

Ava:- ¡¿?!

Hombrecito:- No me dijo si espera a alguien.

Ava:- Ah, sí, sí.

Hombrecito:- ¿Sabe que ud. se parece a Elizabeth Taylor? Ud. debería ser actriz.

Ava:- ¡Ay, qué amable! No soy actriz, pero tengo un blog.

Hombrecito:- No sé lo que es un blog y tampoco me importa. Elizabeth Taylor, Elizabeth Taylor ...

Ava:- Se casó muchas veces.

Hombrecito:- Sí. Uno de sus maridos era un tal Richard ... Richard ...

Ava:- Burton.

Hombrecito:- Así es. Ud. parece europea, con esa boina, la blancura de su piel ... Elizabeth ... (Recordando con nostalgia).

Ava:- Pero Elizabeth no era europea.

Hombrecito:- ¿Y qué?

Ava:- Disculpe, ¿qué trae en esa bolsa tan grande?

Hombrecito:- Galletitas. ¿Quiere una? (Hace un ademán como si fuera a abrir la bolsa).

Ava:- No, muchas gracias. Disculpe la intromisión pero ¿por qué no se pone el abrigo? Hace mucho frío.

Hombrecito:- Ya le dije, no quiero. Por lo que veo, la persona a la que espera está tardando y ud. está nerviosa. No viva tan pendiente de ésto (Señala el reloj).

Ava:- (Nerviosa) Sí, me extraña que tarde porque es muy puntual. Ya llegará... Je, je, je.

Hombrecito:- Yo era profesor de Astronomía y mi hermana de Filosofía. Pero la raptaron los extraterrestres y estuvo desaparecida por un tiempo. Ella y su hijo. Cuando por fin la liberaron, se fue para España. Allá está mucho mejor. ¡Menos mal que se fue! Ahora se dedica a negocios inmobiliarios. ¿Ud. nunca pensó en irse?

Ava:- Sí, de hecho me tendría que ir ahora.

Hombrecito:- ¿Pero no me dijo que esperaba a alguien?

Ava:- (Más nerviosa) Así es. Pero me parece que no va a venir.

Hombrecito:- ¿No le gustaría que la invite con un café?

Ava:- Es ud. muy amable, pero no podría aceptarlo.

Hombrecito:- Es que me gustaría mostrarle algunas cosas que hago (Saca una libreta de su bolso de mano verde) ¿Ve? ¿Cómo podemos hacer entonces? ¿Me podría dar su teléfono?

Ava:- Me temo que no será posible. Trabajo hasta muy tarde y casi no estoy en mi casa.

Hombrecito:- Eso no importa, yo insisto. O es que ... ¿ espera a su novio? Él es celoso ... ¡Es eso! Las mujeres cuando no están interesadas siempre ponen excusas. Está bien, entiendo.

Ava:- Bueno, señor, ha sido un poco extraño hablar con ud. No nos hemos presentado. ¿Su nombre? (Extendiendo mi mano)

Hombrecito:- (Casi llorando) ¿Para qué quiere saber mi nombre si ya no nos veremos? Mao. Mao Tse Tung. ¿Usted?

Ava:- Ava Gardner.

Hombrecito:- (Mientras Ava se aleja) ¡Te espero el próximo sábado, Ava! ¡A la misma hora, en este banco!



El sábado siguiente Ava volvió. El hombrecito no estaba. Era la primera vez que la dejaban plantada.