sábado, 29 de noviembre de 2008

Brillando en la oscuridad


¿Y si realmente el mundo se estuviera perdiendo algo brillante, dulce, húmedo y muy rosado? ¿Eh? ¿Por qué no darme una oportunidad? ¿Por qué no darles un show como nunca antes se vio en la gris ciudad de Montevideo? ¡Vamos! ¡Puedo hacerlo! Sé que lo están esperando (al menos algunos; al menos mis fans).

Después de varios golpes en la ducha (sí, señores, me he seguido golpeando) he llegado a la conclusión de que debo dedicarme a la música. Esos golpes no tenían otro sentido que el de despertarme del letargo artístico en el que me encontraba.

Eso sí, me están faltando los músicos porque tengo conocimientos incompletos en órgano y flauta. Ya tuve la experiencia de hacer la selección para grabar la banda sonora de mi vida y no dio buenos resultados ya que ninguna de las melodías logró salir a la luz. Sin embargo, ahora sé que será diferente ya que yo misma me encargaré de todos los detalles y haremos que esta diva no sólo vea la luz, sino que su nombre aparezca en marquesinas y suba y suba y suba glamorosamente hacia el firmamento. Y allí me quedaré y saludaré desde lo más alto, comiendo una hamburguesa del carrito celestial con todos los condimentos. Me pregunto si tendrán choclo allá arriba. Igual puedo hacer que lo suban. ¡Soy una estrella!

¿No están emocionados de ser los primeros en conocer esta gran noticia? ¿No sienten una electricidad que les recorre el cuerpo? Ah, todavía no ... Seguro que cuando lean las ideas que tengo, su cuerpo se sacudirá y ya mismo estarán pidiendo el show de Ava.


Ya tengo pensada la primera presentación. Será en la playa Ramírez. La idea es que un camión de recolección de residuos coloque un contenedor rosa fluorescente frente al Parque Rodó en la hora de mayor afluencia de público. Lo dejarán allí y la gente no comprenderá qué está pasando. Más desconcierto reinará cuando, patinando, vengan los eunucos por la rambla con sus sungas amarillas y con esos ojos de gato que titilan. Ellos rodearán el contenedor realizando sus acrobacias hasta que en las rocas (y sin que nadie se de cuenta) aparecerán los músicos vestidos de corazones y en chancletas. Empezarán a tocar los primeros acordes y de pronto el caparazón rosa se abrirá, saldrán papelitos y Ava aparecerá en bikini. ¡Éxito asegurado!


Para quienes quieran aspirar como músicos he de decirles que soy la directora artística, así que se hará lo que Ava desee. Les voy avisando que tendremos que hacer un cover de "I wanna be your dog". Y no sólo eso. Haremos también el video clip. En él participará Julio César Gard interpretando a mi chihuahua. Él será quien supuestamente "cante" esa canción para mí mientras me pinto las uñas de rojo. Los músicos decidirán (sólo por esta vez) qué papel desean representar.


La grabación del primer disco se realizará en la ducha de mi casa y será registrada para luego comercializarla. A los músicos se les garantiza, desde ya, su integridad física: nadie se golpeará ni se electrocutará.


¿No creen que se están perdiendo algo brillante, dulce, húmedo y muy rosado?

domingo, 23 de noviembre de 2008

Ava de novela






Hoy me llamo Yolanda. Soy una chica que realiza tareas domésticas. Como es domingo, me dieron medio día libre. ¡Por suerte está soleado!

Me pongo mi vestido negro a lunares blancos, una flor roja en la cabeza y me voy a la Feria de Tristán Narvaja. Bajo el sol del mediodía recorro los puestos de verduras con una inigualable elegancia. No digan nada, pero voy a buscar a Tito. Él tiene un puesto de frutas (sólo de frutas). Nos conocimos un día cuando fui a comprar tomates y quien me atendió me daba los peores del cajón. No puedo quedarme callada ante semejante injusticia. ¡Yo pago por esos tomates, señores!

Entonces el Tito, mirando desde su puesto, con esa blanquísima sonrisa, la camisa medio desprendida y su bigote apenas delineado, juzgó que lo que su colega estaba llevando a cabo era un magno atropello contra esta diva del plumero. Como un caballero intervino y todo se solucionó rápidamente. ¡Cuánto poder! Sólo con su habilidad lingüística había vencido a su contrincante. Eso fue lo que necesitaba para darme cuenta que el Tito era el hombre que había estado esperando, con el que había soñado mientras mi mirada quedaba fija en el florero del cuadro predilecto de mi patrona, cuyo marco debía lustrar todos los jueves.

Después de eso vinieron las salidas. Me llevaba al carrito a comer hamburguesas con todos los gustos posibles. ¡Eso es poder adquisitivo! ¡Eso es un hombre!- repetía cada vez que extendía el brazo para pagar todos mis caprichos de diva doméstica.

Íbamos a bailar todos mis días libres en su auto colorado. ¡Qué auto! No sabría decir con exactitud qué modelo es ni de qué año porque está tuneado. ¿Pero es eso un impedimento para que seamos felices?

Brillábamos en la pista. Él moviéndome de un lado para otro. Yo sonriendo como si hubiera pintado las comisuras de los labios más de lo debido. Mis coloridos vestidos flameaban.

Mejor no les cuento sobre las vacaciones en las Termas. Mejor no les hablo del lustroso cuerpo del Tito al borde de la piscina. Eso otro día. Hoy no porque me pidió que lo pase a buscar y ya estoy llegando medio tarde. Me dijo que tenía que decirme algo muy importante. ¿Ustedes qué piensan?

martes, 18 de noviembre de 2008

¡Cerrajero! ¡Ayuda, cerrajero!


No encontraba la llave en el maxibolso en el cual casi quepo parada. ¡Qué fastidio! ¡Hoy no me puedo mantener en pie! Así que por un momento me decidí a darlo vuelta en la puerta de mi casa, después de sacudirlo cual maraca para un lado y para otro; o como huevo de pascua cuando uno intenta adivinar qué tan grande será la sorpresita; o como tantas cosas que uno sacude en esta vida ...

Una vez que las tuve en mi mano, las hice girar firmemente haciendo un postrer esfuerzo y abrí el portón. Caminé unos pasos y esperé. Esperé. Esperé a que vinieran a mi encuentro los eunucos para recoger el bolso, la campera, ¡y a mí! Seguí esperando.

Pasaron cinco minutos. Frente al evidente desplante, debí movilizarme por mis propios medios. Al entrar en mi hogar el Sr. A. tuvo la amabilidad de comunicarme que los hasta ahora "fieles servidores" habían decidido en asamblea decretar un paro sorpresivo de 48 horas. ¡48 horas sin eunucos! Creí morir en ese preciso instante.

¿Y ahora quién ...? Justo hoy que me dio un calambre en una pierna. Justo hoy que me tomé seis ómnibus. ¿Por qué hoy? Snif ... ¿Cuáles son las reivindicaciones? Esto es una puñalada en el medio de mi . Snif ... Nunca pensé que fueran capaces de semejante acto.

Envuelta en lágrimas y sólo en lágrimas me encaminé a la ducha. La abrí y me quedé abajo. Snif ... El chorro de la ducha era fuerte y el baño parecía un sauna. ¡Pero cuánta soledad!

jueves, 13 de noviembre de 2008

Ava es am♥r. Ava es dolor.


Hoy, esta noche, ahora mismo, necesito despojarme de algún peso muerto que cargo desde hace días o años.

No se preocupen. Creo que con una buena dosis de pepino y una sesión con mis eunucos masajeadores mañana a esta misma hora esta recuperada.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Avatar: esto es un juego.






¡Cuidado! ¡Peligro! ¡Horror!

Estas cosas de la tecnología impide que algunos individuos puedan visualizar la Realidad (*) con claridad. ¡Qué pena!

Por eso, no debería ser apta para incautos, cegatones y creyentes. Blogger tendría que hacer una prueba de ingreso, ¿no les parece? Pensar que Ava es el avatar de Dios. ¡Por favor! Lo único que falta es que ahora piensen que soy Papá Noel, el ratón de los dientes y el viejo de la bolsa. ¿No es esto un baile de disfraces? A bailar, entonces. Siga el baile, siga el baile.

No confundan a la diva Ava. No se confundan. Acá nadie persigue a nadie. Nadie persigue nada. El que quiera correr (o correrse) que lo haga por su propia cuenta sin buscar excusas. "El nene me pegó. Snif, snif". ¡Uy, qué dolor de cabeza!

Separen la paja (mental) del trigo.

Game over.

(*) Una pequeña aclaración: este post está escrito en términos coloquiales. Si alguien quiere discutir qué es la Realidad o realidad, sírvase dirigir un mail a elojodeava@hotmail.com

sábado, 8 de noviembre de 2008

"Yo quiero ser tu profe mejor dicho, profesor."







¡Tanto desear, Sábado, tu llegada! ¡Suspirar tanto ... para esto!

Hay algunas rutinas - rituales que ocupan mi primer día de descanso. Una de ellas es la de ir al super(hiper)mercado como enviada de la Sra. A para fiscalizar que mi padre compre lo que está en la lista y no otra cosa. Mi tarea consiste en que él lleve el carro y yo deposite en él los comestibles. Monótono, ¿verdad?

Hoy dije: "¡Basta! ¡Suficiente!" Tomé mi propio carrito para poner en él mis compras y que él se arreglara como pudiera. Al fin de cuentas, una diva no debe encargarse de este tipo de tareas, para eso están los criados.

El peregrinaje emancipatorio comenzó por el sector de las frutas y verduras. Allí me fui directo a las frutillas. Verlas como lenguas ardientes y dulces me emocionó tanto que tomé una bolsa de nylon y comencé a llenarla. Por un momento pensé en lo agradable que sería meterme en ese cajón y ... vino una vieja. Creo que podía leer mis pensamientos porque me miraba con un desprecio asimilable al asco. En fin ...

Luego recordé que debía alimentar a mi tortuga por lo que fue imprescindible comprar un pepino. Uno grande para que la pobrecita tenga suficiente alimento.

Después fue el turno de la sección perfumería. Allí me di cuenta que mi voluntad es débil. Un lápiz de labios rojo pudo corromperme. Pero es de un rojo que no tengo, así que la compra está justificada.

Mientras me movía en las anchas góndolas, me paraba en el carro y me deslizaba como si fuese un skate. No hay problema, no se preocupen, nadie me vio. ¿O sí? En uno de mis "viajes en el artefacto" me pareció ver a un señor de camisa muy blanca. Blanca como ... como .... algo muy blanco.

Me bajé y lo seguí, tomando una prudencial distancia. ¡Era Raúl G.!(*) Casi me muero. La última vez que lo había visto fue en ese lugar un año atrás. Ay Raúl, cuánta emoción. Tantas cosas vividas. Aunque tengas cerca de 50 años, para mí (y sólo para mí, porque para mis compañeras de clase eras "incomible") seguirás siendo el "marxiano" más atractivo. Cómo olvidar esa retórica envolvente, esos comentarios ácidos, ese examen en el cual me hiciste esperar desde las 8 de la mañana hasta las 16:30 para tomarme un oral y cuando me senté enfrente tuyo me dijiste que mi monografía estaba muy bien y que no me ibas a preguntar nada, que me fuera a disfrutar del veraniego día de Noviembre.

¡Huyamos Raúl! ¡Huyamos ahora!



No fue posible. Apareció la señora esposa de Raúl. Una lástima. Una lástima.


(*) Quiero aclarar que no es Raúl alias "El Cholo", el Latin Lover de La Paz City sino mi profesor de Sociología II de un instituto terciario al que supe concurrir y al cual no regresaré (al menos conscientemente).